Menos fronteras, más ganancias

07 October 2015

Movimiento de tierra

Movimiento de tierra

Los equipos de línea amarilla, entre los cuales se encuentran los de movimiento de tierra, reflejan el mal momento del mercado latinoamericano de construcción. Esto no debiera sorprender por dos factores: son los más demandados en actividades generales de construcción y su oferta en escala regional está muy vinculada al desempeño económico de Brasil, país que concentra unidades fabriles de prácticamente todos los actores relevantes del segmento. Y el país, como ya todos saben, vive una desaceleración económica fuerte y complicada que refleja esta difícil situación..

Pero en lo que toca específicamente el segmento de equipos de línea amarilla, el problema resulta peor este año debido a la suspensión de un programa de adquisición de maquinaria por parte del gobierno federal brasileño, a través de su Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA).

El programa, que funcionó entre 2012 y 2014, adquirió más de 18.000 equipos. Entre ellos, más de 5.000 retroexcavadoras, más de 5.000 motoniveladoras y alrededor de 1.400 palas cargadoras, además de camiones. Su destino eran municipios de bajos ingresos y poblaciones de hasta 50.000 habitantes. Esta política sirvió para aliviar los efectos de sequía en algunos casos, y apoyar la logística de pequeñas cooperativas agrícolas locales.

De acuerdo con las estadísticas de la Asociación Brasileña de Fabricantes de Máquinas y Equipos (Abimaq), esta suspensión de la demanda estatal habrá producido hacia fines de año una caída de cerca de un 13% en los ingresos de los fabricantes.

Durante los últimos años los fabricantes estuvieron prácticamente dedicados a atender la demanda gubernamental. Sólo en marzo último, durante su evento anual de lanzamientos, el presidente de Caterpillar Brasil, Odair Renosto, dijo a CLA: “volveremos a la exportación ahora porque el año pasado toda nuestra capacidad estaba tomada por el programa del MDA”.

De hecho, Caterpillar estuvo entre los mayores favorecidos por el programa, junto a Case, quien hoy proyecta en América Latina una caída en sus ventas cercana al 50% en comparación con el momento excepcional vivido en años anteriores.

Sobratema, la asociación que congrega los fabricantes de equipos de construcción en Brasil, estima que para el segmento de palas cargadoras el año podría cerrar con caída de un 23% en las ventas. Durante el primer semestre la comercialización de estos equipos anotaron una caída del 45% en el país.

Ahora, tal como la presión sobre la oferta de equipos puesta por el gobierno brasileño en los últimos años desequilibró las capacidades de proveer al mercado regional, la súbita desaparición de la demanda de Brasil obliga a dirigir la oferta hacia el resto de América Latina.

Estrategia regional

Se nota claramente en el sector de línea amarilla la necesidad de salir de la caja brasileña. La china LiuGong, aunque justo en 2015 haya inaugurado su fábrica en Brasil, proyecta la oferta de sus palas cargadoras y excavadoras con una perspectiva regional.

“Tenemos fabricación brasileña de la excavadora 922E, de la nueva Serie E, pero de a poco la vamos lanzando en los países vecinos. Otro ejemplo es la pala cargadora 856H, que marca un antes y después en nuestra oferta de cargadoras, y que hemos lanzado en Argentina. En Chile, vamos lanzar ambos durante la CONEXPO Latin America. Brasil verá la nueva 856H sólo en el primer semestre de 2016”, afirma Guilherme Ferreira, especialista de productos de LiuGong.

La estrategia de la empresa muestra una interesante y nueva tendencia. Aunque fabricando en Brasil, la empresa se posiciona simultáneamente en los países hispanoparlantes de América Latina.

Los que siguen este camino parecen más preparados para participar de otros ciclos de crecimiento de la construcción en la región. Es lo que sucede por ejemplo con Case. La marca del grupo CNH, que también es propietario de New Holland, recién entregó sus primeras retroexcavadoras 580N con fabricación nacional en Argentina. Valió la inversión fabril en la provincia de Córdoba, pues mientras Brasil se desacelera, la segunda mayor economía de Sudamérica reanuda sus actividades de construcción.

El caso de Volvo CE también es emblemático. En la última M&T Expo, en junio en São Paulo, el presidente del grupo en América Latina, Afrânio Chueire, dio a conocer la evolución positiva de su participación de mercado en toda la región en el año pasado.

En excavadoras, Volvo pasó de un 10% a un 11,2%. En retroexcavadoras, a través de su marca de tecnología ajustada SDLG, el grupo superó el 3,4% para llegar a un 4,5% en participación regional. El único segmento en que su participación regional cayó fue el de cargadoras, pero saliendo de un 17% regional para un 16,4%.

Lo que para el presidente de la empresa fue una noticia positiva. “Con el mercado no tan favorable y muchos nuevos actores en el segmento de cargadoras, perder sólo un 0,6% es algo positivo” afirmó Chueire.

Su estrategia regional es clara. En la misma conferencia de prensa, el ejecutivo de Volvo compartió la noticia de que el portafolio de línea amarilla para el proyecto del Gaseoducto Sur Peruano sería integralmente de su marca.

No sorprende que Caterpillar no quiera quedar atrás en lo que es uno de sus más destacados productos, los tractores de cadenas. La fábrica de Brasil anunció este año que el modelo más moderno de la marca, el D6K2, sería nacionalizado. Además de este, la excavadora CAT 318D 2L también entró en producción nacional.

El mercado peruano es UN ejemplo de uno que ya puede contar con la oferta de estos nuevos equipos provenientes directamente de las fábricas en el país sudamericano.

Todavía en proceso de consolidación de su entrada en Brasil, John Deere presentó sus lanzamientos al mercado de este país en la última M&T Expo. Allí, la marca estadounidense trajo cinco nuevas ofertas de línea amarilla: las palas cargadoras 744K-II, 824K-II y 844K-II, la excavadora de 45 toneladas 470G y la motoniveladora 672G.

Los equipos de construcción de John Deere llegaron al país en 2011, luego de una historia más larga con equipos agrícolas. Pero en 2014, la empresa abrió dos fábricas en Brasil, una de ellas en asociación con la japonesa Hitachi. En la fábrica exclusiva de John Deere, se producen modelos de retroexcavadora y palas cargadoras, mientras que en la fábrica compartida se hacen Sólos modelos de excavadoras de ambas marcas.

Otro fabricante chino importante que aunque esté basado en Brasil ya superó la tentación de dedicarse solamente al mercado nacional es Sany. Aunque la marca tenga una estructura de ventas fuerte en el país, la fábrica en la ciudad de Jacareí debiera recién a finales de septiembre iniciar su construcción, luego ser anunciada hace un par de años (véase entrevista con el presidente para América Latina de la compañía Xu Ming, en esta edición).

De acuerdo al ejecutivo de la asiática, Venezuela se ha vuelto en dos años de actuación su principal socio comercial en la región. “Nosotros hemos firmado contratos por más de US$ 320 millones con Venezuela para compra de maquinaria”, dijo el presidente regional de Sany, Xu Ming, quien advierte que acuerdos similares podrían lograrse en Ecuador, Bolivia y Argentina.

Se suele decir que el mercado brasileño, por su tamaño, dirige los sucesos del mercado en escala regional, lo que puede ser verdad para ciertas industrias. Pero ya no es verdad que una caída en Brasil suponga una caída regional. Esto pareciera ser aún más verdadero en relación a una industria cíclica como la de equipos de línea amarilla, a la vez acostumbrada a altibajos y con suficiente inteligencia para desviarse de los puntos oscuros del mapa global.

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Cristian Peters
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