Foco Chile: Inversión austral
12 October 2021
El año pasado fue un ejercicio para el olvido. La pandemia golpeó con mucha fuerza en todo el mundo y Chile no fue la excepción. Las medidas tomadas para controlar la propagación del virus provocaron un desplome de las actividades productivas en el país austral. Sin ir más lejos, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) el PIB del país se contrajo un 5,8%, convirtiéndose en la mayor caída desde 1982.
Dentro de las industrias más afectadas estuvo la construcción, cuyo PIB sectorial se habría contraído un 14,1% el año pasado. Es así como importantes empresas como Constructora Diamar 2, Constructora 3L y Triada, por mencionar algunas, comenzaron sus procesos de liquidación. Quizás el caso más emblemático sea el de Brotec, constructora que participaba entre las 50 más importantes de América Latina y que a pesar de los esfuerzos de sus accionistas, no pudo resistir más. Claro, estas quiebras no están ligadas en un 100% a la pandemia, pero definitivamente fue el covid-19 el que les dio el tiro de gracia.
Hoy Chile parece enfrentar un mejor futuro porque el proceso de vacunación, no exento de problemas, ha sido, en términos generales, exitoso. Eso, sumado al levantamiento de restricciones sanitarias, el aumento de la demanda interna, y a un mayor precio del cobre, entre otros factores, permite que la Cepal estime para este año un crecimiento del 9,2% en la economía chilena, crecimiento que para 2022 se moderará a un 3,2%.
Un velo de incertidumbre
Desde marzo de 2020 el índice mensual de actividad de la construcción (Imacon), desarrollado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) mostró, mes a mes, descensos anuales, siendo la caída más fuerte en julio del año pasado con un registro de -16,46%, desde entonces las caídas siguieron, pero fueron menos profundas. Esta tendencia se mantuvo hasta febrero de este año, en que el índice arrojó un descenso anual del 0,93% y desde entonces ha ido en crecimiento, experimentando en junio un crecimiento del 23,5%.
Se debe aclarar que en este último alto valor incide la baja base de comparación. Si bien la actividad ha vuelto a niveles similares a los observados antes de la pandemia, aún está por debajo del nivel previo a las revueltas sociales de octubre de 2019.
Los mejores indicadores se vieron reflejados en los ingresos de las principales empresas constructoras del país. Durante el primer semestre muchas de ellas revelaron cifras positivas en sus balances. A modo de ejemplo, en comparación con el primer semestre de 2020, SalfaCorp experimentó un aumento en sus ingresos del 59%, Besalco tuvo un salto del 48%, Ingevec logró un crecimiento de casi un 37%, y Echeverría Izquierdo de un 32%.
De esta forma, a pesar del golpe que ha experimentado el sector, todo indica que este será un año de recuperación, aunque no se puede cantar victoria y hay que estar atentos a varios factores de incertidumbre presentes en el país y que pueden hacer que ésta no sea del todo rápida. Primero que nada, no se puede olvidar que los crecimientos anteriormente descritos parten de una base muy baja dado el contexto de 2020. Asimismo, hay inquietud respecto al alza de los costos de los materiales, dudas con relación a la capacidad del gobierno para ejecutar grandes inversiones, y el velo de incertidumbre por la institucionalidad es otra variable que se muestra como un fantasma en el futuro del país. Cabe recordar que en Chile, además de las elecciones presidenciales y parlamentarias que tendrán lugar en noviembre próximo, está comenzando un proceso constituyente para la redacción de una nueva constitución, lo que genera cuestionamientos de cómo será el ordenamiento y la certeza jurídica del país una vez concluida la nueva carta magna.
Inversiones 2021-2025
Según el último catastro trimestral de la Corporación de Bienes de Capital (CBC), para el quinquenio 2021-2025, el país contaría con 990 iniciativas a materializar por unos US$61.087 millones, de los cuales un 70,8% corresponde a financiamientos privados y el restante 29,2% a financiamiento público. Cabe destacar que este monto es un 7,36% por sobre calculado en el informe trimestral anterior, que alcanzó los US$56.894 millones.
También resulta interesante que, del total de las inversiones privadas, alrededor de un 45,6% corresponden a inversión extranjera, esto por sobre el 43,1% de participación del catastro de diciembre de 2020.
Del total estimado para el lapso en cuestión, un 53,8% proviene de iniciativas que se encuentran en etapa de construcción y un 35,5% se encuentra desarrollando su ingeniería de detalle. Las cifras del período también incluyen el gasto de aquellos proyectos que serán terminados durante el presente ejercicio de 2021 y que representan un 1,4% del valor quinquenal.
La minería sería el sector que más inversiones aporta en esta cifra, con 81 proyectos públicos y privados por unos US$21.440 millones o un 35% del total para el quinquenio. Le siguen obras públicas con desembolsos por US$20.274 y el sector de energía con inversiones proyectadas para el periodo por US$7.278 millones. En total, estos tres sectores explicarían un 80,2% de las inversiones proyectadas.
Para este año se esperan inversiones por unos US$20.598 millones, cifra que representa un crecimiento del 16,9% en comparación con la cartera estimada el año anterior. “Sin embargo, para 2022, se espera una contracción anual de 20,1%, según portafolio de iniciativas a junio 2021”, advierte la CBC, y las inversiones alcanzarían los US$16.453 millones.
Proyectos destacados
Entre los proyectos más relevantes en términos de inversión (por sobre los US$1.000 millones) listados en el catastro de la CBC destacan siete, de los cuales seis corresponden al ámbito minero.
De las iniciativas, la más cuantiosa es Quebrada Blanca Fase II (QB2), que requeriría inversiones por US$2.965 millones durante el quinquenio en estudio. Sí, porque hay que aclarar que la inversión total del proyecto asciende a nada menos que US$5.200 millones, el proyecto minero privado en minería más grande que se está construyendo en Sudamérica.
QB2 explotará uno de los recursos de cobre más grandes del mundo aun no desarrollados. De acuerdo con su propietaria, Teck, contará con bajos costos operativos, una vida útil inicial de 28 años y un significativo potencial de crecimiento adicional. La primera producción de cobre está prevista para el segundo semestre de 2022.
El segundo mayor proyecto en términos de desembolsos es el Desarrollo de Infraestructura y mejoramiento de capacidad de Collahuasi, que involucraría inversiones por unos US$2.946 millones, y que consiste en la mejora de las instalaciones actuales y en la optimización del uso de los activos de la minera, buscando extender su vida útil de operación hasta el año 2040.
A través de mejoras operacionales, el proyecto contempla optimizar la planta concentradora para pasar de una producción de 170 ktpd a 210 ktpd.
También buscando extender la vida útil operacional de la mina, hasta el año 2036, está el proyecto Los Bronces Integrado, de Anglo American, iniciativa que requerirá inversiones por unos US$2.758 millones en el quinquenio 2021-2025 y que implica reemplazar parte del mineral extraído actualmente por otro de mayor contenido de cobre. De esta forma, incluso manteniendo los actuales niveles de alimentación a la planta de 180 ktpd y sin modificar la capacidad de los depósitos de estériles, ni de relaves y sin requerir más aguas frescas, la faena podrá continuar manteniendo sus niveles de producción.
En cuarto lugar se encuentra el único proyecto no minero. Se trata de la construcción de la Línea 7 del Metro de Santiago, que con una inversión de unos US$1.756 millones, 19 estaciones y 26 kilómetros de extensión, busca conectar las comunas de Renca y Vitacura en la capital.
Para el primer semestre del 2022, Metro proyecta que estén en curso todos los contratos de obras civiles de piques, galerías y túneles, en los seis tramos de la línea, iniciando excavaciones entre piques de construcción, piques de ventilación y las futuras estaciones.
Luego se encuentra la adecuación del proyecto Nuevo Nivel Mina de El Teniente, perteneciente a Codelco y que involucraría inversiones por US$1.658 millones. ¿Por qué adecuación? Porque la iniciativa ha cambiado drásticamente desde lo que inicialmente se proyectó en 2010. Este “nuevo” Nuevo Nivel Mina comenzaría a operar en 2023 y evitaría que la mina cese sus operaciones en 2028.
Pero no todo es sólo cobre. Dentro de este listado se encuentra un proyecto polimetálico (además de cobre, explotaría hierro y oro, y además habría posibilidades de explotar sulfato de cobalto) lo que se ha estado intentando comenzar desde hace muchos años, pero que ha enfrentado una muy fuerte oposición. Se trata de Santo Domingo, de Capstone Minning, que requiere inversiones por unos US$1.414 millones.
En séptimo lugar se encuentra otro proyecto de Coldelco, pero que en esta ocasión busca extender la vida útil de Salvador hasta 2065. Se trata del proyecto Rajo Inca, que dará acceso a unas reservas calculadas en 796 millones de toneladas con una ley de 0,59%, y que en el quinquenio demandará inversiones por unos US$1.257 millones.